Dragon Ball Super no olvida los momentos más importantes de Dragon Ball Z, aquellos que marcaron a generaciones. En el último episodio, más que destacar por las peleas que presenta, muestra cómo Krilin, el mejor amigo de Goku, tiene que superar sus temores en vista de que Freezer, el hombre que lo mató tiempo atrás, ha vuelto.
Krilin tiene miedo, el cual aumenta cuando Freezer lo reconoce como aquel al que mató años atrás y menciona, en voz alta, que podría quitarle la vida.
Por si esto fuera poco, Freezer le dice a sus miles de soldados que aquel que mate a Krilin recibirá un planeta como regalo. Como era de esperarse, el guerrero fue rodeado. ¿Es este su final? Para nada, pues gracias a las palabras del maestro Mutenroshi deja a un lado su preocupación y pelea.
Resulta que Krilin tiene un poder de pelea aceptable, a diferencia de los soldados, quienes pueden ser derrotados de manera sencilla.
Pero eso no fue todo lo que se vio en el episodio, pues Gohan resulta gravemente herido cuando Tagoma, el sirviente más fuerte de Freezer, lo ataca por la espalda. Ya no es el mismo enemigo que vimos en el episodio anterior, calmado y razonable. Ahora su mirada y su risa destilan locura. ¿Qué le pasó?
Freezer. Eso le pasó. Y varias veces. El ex-emperador de la galaxia decidió que Tagoma sea su compañero de entrenamiento, por lo cual entrenó con él. Cada día al acabar la lucha, que debió ser más como una sesión de tortura, la mente de la víctima se transformó. Ahora no es una persona normal, es alguien que adora a Freezer con todo su ser y se perfila como un enemigo formidable.